sábado, 15 de junio de 2019


Leña

El vacío es el principio de todas las cosas”.
Raymond Carver

Las noches en la costa son frías
Y permiten que las cimas sean coronadas por la nieve
Los días por el contrario son calurosos
Y sobre la piel van dejando diamantitos de sudor

Los puños de la camisa están colmados de aserrín
Pero a Gabriel poco le molesta
Se pasa el día cortando leña
Y su paga es sólo distracción leche y sándwich

La mujer dejó a Gabriel cuando él
Estaba desintoxicándose de meses de alcohol
Me señalan que se fue con un borracho amigo en común
Y con orden judicial le niega el regreso a casa

Ya está bastante viejo y goza de unos holgados ahorros
Recuerda a sus hijos que hicieron familia
Y por las noches escribe la carta de amor más larga
Frente a la ventana por la cual oye el río y fuma tabaco rubio

Gabriel vive en una habitación que arrienda en la costa
Es de personalidad retraída y de carácter lacónico algo tristón
Mas se halla en la cumbre de su vida prescindiendo del licor
Y todos los hábitos los realiza con agrado y de forma silente

Por las noches duerme poco y se entretiene escuchando
Las voces que provienen de la sala de estar de la casa
Por las mañanas dada su resistencia a las relaciones sociales
Espera que la casa quede sola para recién desayunar

No recibe ni un sólo peso por su labor de aserradero
Pero se lo toma como una cuestión de vida-o-muerte
Siente dolor en los hombros y las ampollas colman sus manos
Y no nota la rotación de los astros en el firmamento

Por las noches saluda con un ademán craneal
A quienes le arriendan la habitación
Toma baños bajo el agua caliente mientras silba melodías de Dylan
Y regresa a su habitación para proseguir con la carta de amor

En su carta carente de destinatario/destinataria
Escribe que se encuentra en el más exótico país
Que ha visto a un ciervo y está orgulloso de cortar leña
Pone punto final y enfoca su atención en la niebla que lo circunda

jueves, 13 de junio de 2019

Los borrachitos de Portugal

Mentes brillantes destrozadas por el alcohol, la soledad,
Las materias de aprendizaje, el trabajo y las noches frías.

He visto a varones deambular por fuera de las pizzerías, alcanzando
Pequeños trozos de barata masa, apoyados en sus latas de cerveza.

He visto a los borrachitos de Portugal compartiendo en la cuneta
De la avenida, charlando en inglés, en español coa y haciendo salud.

He visto espíritus corroídos; almas emponzoñadas; jóvenes que leen
Literatura maldita y salen de sus cuartos sólo para beber licor.

He visto seres que solicitan libros de filosofía en las bibliotecas
Públicas; muchachos enamorados; hetero y homo sexuales cantando
Mientras comparten comida en las aceras brillantes de tanta grasa.

Y gritan las almas desesperadas obscenas palabras en otro idioma.

Rodolfo el Inspector maneja idiomas y bebe cerveza en la fría noche;
Extiende lascivas invitaciones y los veinteañeros lo siguen a
Su departamento en el centro de la ciudad para amarse taciturnamente;
                                           Practica sexo anal
Y vive y canta y danza y recuerda a sus hijos de tantas mujeres,
-Que los vio nacer hace ya cuatro décadas y un par de lustros-.
Nos comenta de su lugar de trabajo, y agradecido porta fotos
Portátiles y pide ser grabado.
                               Las sirenas de la policía
Con rojo carmín y verde musgo reflejan su autoridad en los atuendos
Harapientos de Rodolfo; su hábito se ha visto reducido a leer a Fante y Shakespeare –Chakes peare, dice él-
Aun cuando la parafina de la estufa se agota y siente el frío del alba y se percata que leyó toda la noche;
El cetro con          Que gobierna en su baldío reino es un
Gran falo colmado de sangre de efebos que robó de una tienda sexshop.

He visto cómo cambian los cuerpos con el discurrir de los años.
Serafines tan brillantes y hermosos azotan sus tiernas cabezas
Contra los vinilos de la noche y la luna / la soledad y el recuerdo.

He visto automovilistas acelerando a fondo sin percatarse
De la esquina atiborrada de hambrientos y borrachitos que salen
Y entran de un bar; fuman de pie y sus manos titilan al son de
Cada palabra que esgrimen.
                           He visto brillar la noche en tu recuerdo
De paladín arrojado al mar de las pesadillas / caballo envuelto
En nylon descansando en jardines remotos sin flores/
                             Mustios girasoles
                                               Ya sólo tierra seca.

He soñado con mujeres / y recibimientos de brazos calientes /
Vaginas colmadas de semen / sábanas con sangre y rouge en almohada.

He visto mentes brillantes descarnadas por el horario laboral
Y el correr hacia la parada de microbuses / malas palabras entre pares y asesinatos y robos a la luz del alba mientras los gatos
Se aparean gritando/exaltando en dulces sueños de muñeca desnuda.