lunes, 22 de octubre de 2018


Historia del toro que dejó a mi abuela sin una oreja

Criábamos un ternero que encontramos
Por diez mil pesos cuando recién fue
Destetado en una feria a las afueras de la ciudad
A punta de pasto y otras hierbas que
Él mismo tomaba del potrero
Fue creciendo y ensanchándose cual golem

Pasados  los meses fue mostrando su furia
Ya no era dócil como antaño y engendraba
Respeto en las miradas curtidas de edificios
- Grisáceas miradas foráneas -

De madrugada junto a mi hermano
Mi padre y algunos tíos
Después de beber las últimas
Botellas de pisco que un viejo
Barbón destilaba a kilómetros de casa
Nos desvestíamos y tomábamos
El capote de brega de mi bisabuelo
Que llego al país en un barco español
Y que murió joven a manos de
Los aborígenes de la región

En silencio nos dirigíamos
Al potrero y molestábamos
Al toro jugando a ser toreros
Entre risas y también miedo
En un sinfín de noches de juerga

Anoche repetimos el juego
Que estaba deviniendo en ritual
Si es que descorchábamos el destilado
Era el turno de un tío
El toro corrió hacia el capote
Pero no lo abatió sino que siguió
Corriendo hacia mí
Yo salté la verja y corrí
Toqué la puerta entre risas
Y gritos desesperados despertando
A mi abuela que se levantó asustada

Abrió permitiéndome entrar
Yo miraba al toro acercarse
A través de la mirilla pero
Mi abuela cometió el error de abrir
Ya que no lograba ver por donde
Lo hacía yo y el toro entró a casa
Dejando a su paso todo destrozado
Y a mi abuela si una oreja
Al ser atravesada por uno de los cachos
Sedientos de sangre y tan aburrido
Del rito embriagado que practicábamos con él

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